Se acerca el final de los motores de combustión interna impulsados por combustibles fósiles, al menos en el Viejo Continente: días atrás el parlamento de la Unión Europea aprobó la medida que prohíbe la comercialización de este tipo de vehículos –incluyendo los híbridos- a partir de 2035. Es el desafío más grande que la industria automotriz enfrenta hasta el momento, pero para Volkswagen y Mercedes-Benz es posible lograrlo.
Es sabido que todas las automotrices están trabajando en una estrategia de electrificación, algunas en una fase más avanzada que otras y ambas marcas alemanas son justamente dos de las que están mejor posicionadas: la firma de Wolfsburg ya cuenta con su gama ID –que próximamente será ampliada- y su par de Stuttgart con la familia EQ, también en pleno crecimiento. Hay que tener en cuenta que las otras compañías que forman parte de sus respectivos consorcios también tienen una sólida estrategia de electrificación. Además, considerando con los recursos económicos y tecnológicos de los que disponen, la meta fijada por el Parlamento no suena muy descabellada, a pesar de las protestas de organismos como la VDA (Asociación Automotriz Alemana) y otros grupos.
De acuerdo a la web Automotive News Europe, Volkswagen considera al plan como un “objetivo ambicioso pero alcanzable” y que la transición hacia la electromovilidad es “irreversible”, ya que es “la única forma ecológica, tecnológica y económicamente sensata de reemplazar a los motores de combustión lo más rápido posible” y que el Parlamento Europeo ayudará a las automotrices a darles mayor previsibilidad.
Por su parte, desde Mercedes-Benz aseguran que podrán cumplir con esta meta para 2030 siempre y cuando las condiciones del mercado lo permitan. Al respecto, Eckart von Klaeden, Jefe de Relaciones Exteriores de la compañía, señaló: “La decisión pone la responsabilidad sobre los formuladores de políticas para garantizar que se cuente con la infraestructura necesaria”.
En el mismo sentido, Ford, Stellantis, Volvo y Jaguar Land Rover también vienen anticipando que pondrán fin a la comercialización de vehículos con motor de combustión interna para 2030, por lo que la resolución tomada por las autoridades de la Unión Europea realmente parece factible. Eso sí, muchos fabricantes están advirtiendo de una posible problemática: dificultades para el suministro de componentes y de materias primas como el litio, níquel o manganeso. La crisis de semiconductores ya es un claro ejemplo de ello.