
Cuando parecía que los SUV’s iba a terminar desplazando por completo a cualquier otro formato, vemos que aún hay esperanza de que esto no sea así. Y quienes resisten la tendencia no son los hatchbacks ni los sedanes, son las rurales. Tras la presentación el año pasado del M5 Touring, desde BMW reconocieron que están sorprendidos por la demanda que está teniendo esta variante, superando incluso a la berlina, que además, viene logrando muy buenos niveles de ventas.
En ese sentido, Sylvia Neubauer, vicepresidenta de clientes, marcas y ventas de BMW, ha revelado que las ventas de las variantes sedán y familiar del nuevo M5 están actualmente equilibradas en un 50:50, superando con creces las expectativas iniciales de la marca alemana.
En declaraciones a la web BMW Blog, Neubauer explicó que, en un principio, la compañía había planificado que dos tercios de la producción estuvieran destinadas al sedán, mientras que solo un tercio correspondería a la versión Touring (rural). Sin embargo, la respuesta del mercado llevó a la compañía a replantear rápidamente esta estrategia.
Si bien la demanda del sedán superó las previsiones iniciales, la verdadera sorpresa fue el crecimiento aún mayor del interés por la versión familiar, lo que obligó a la marca a ajustar significativamente la producción. “Detectamos un aumento en la demanda del sedán, por lo que incrementamos su fabricación. Pero el interés por el Touring ha sido aún mayor, lo que nos llevó a aumentar su producción en una proporción mucho más elevada”, explicó Neubauer.
Estéticamente, al igual que en las versiones convencionales, el M5 Touring mantiene gran parte de la estética del sedán. El sector frontal es idéntico, con los faros de Led cuyo formato está inspirado en el Serie 5 creado por Chris Bangle, con una nueva firma luminosa más recta. También tomará de la berlina la enorme parrilla del doble riñón –no tan exagerado como en el M4- parcialmente carenada y con su marco iluminado, más una también enorme toma de aire trapezoidal junto con dos canalizadores de aire triangulares en los extremos. De perfil, la línea de cintura es levemente ascendente hacia el pilar C, con el característico arco Hofmeister y la silueta típica de una rural de BMW, mientras que en la parte trasera sobresalen las cuatro salidas de escape.
Puertas adentro, también es idéntico a la berlina, con un interior en el que más allá de los materiales de calidad y la habitual sobriedad de los productos de la marca, se destaca la tecnología: el tablero gira en torno a las dos enormes pantallas del BMW Curved Display, una de 12,3” y otra de 14,9” para el instrumental y el sistema multimedia.
La clave del M5 es su mecánica: parte de la base del conocido V8 de 4.4 litros, que aporta 585 CV. A eso se le añade el motor eléctrico tomado del XM que agrega 197 CV, logrando los mencionados 727 CV y un impresionante torque de 1.000 Nm, acoplados a la caja automática Steptronic de 8 velocidades y al sistema de tracción integral xDrive, con varios modos de funcionamiento, incluyendo uno que transmite toda la potencia y el par sólo al eje trasero. Alimentado por una batería de 18,6 kWh de capacidad, puede circular en modo eléctrico hasta 67 kilómetros y su recarga total demanda poco más de 2 horas.
Con todo este conjunto y a pesar de sus más de 2.500 kilos de peso, las prestaciones son bestiales: acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y alcanza una velocidad máxima de 305 km/h. Posee además los modos de funcionamiento Híbrido, 100% eléctrico y el eControl, que mantiene la carga de la batería.